Los creativos de los OGM
Por Jesús García Pedrajas
No es elegante llamar publicista a un vendedor, es más sutil llamarlo creativo: la creatividad necesaria para mentir por medio de verdades a medias, para mentir ocultando la parte de verdad que no interesa mostrar, para mentir asumiendo la ignorancia o dejadez de los clientes, para mentir haciendo que el público se sienta bien cuando consume el producto que se anuncia.
La necesidad de contar con los servicios de un gran creativo suele ser inversamente proporcional a la calidad del producto ofertado: no hará falta una costosa campaña publicitaria para vender algo que sea realmente bueno, que ofrezca ventajas competitivas claras con respecto a la competencia; aunque también es posible que la publicidad tenga que combatir la desconfianza de la gente, injustificada, ante un nuevo producto que ofrezca unos servicios inmejorables aún a riesgo de producir efectos, digamos, un tanto impredecibles.
Los últimos productos estrella de la agroindustria, los organismos genéticamente modificados (OGM), han estado desde su implantación masiva expuestos a las críticas de colectivos, asociaciones, sociedad civil y muchos gobiernos en todo el mundo. Parecen pedir a gritos una buena, y costosa, campaña de marketing agresivo, que deje sin argumentos y sin poder a los que se oponen a ellos.
La estrategia, por tanto, debe mostrar el producto con estas características: de calidad, carente de riesgos, beneficioso para la sociedad, innovador, vaya, incluso democrático. Ante las objeciones, se ofrecerán buenos argumentos, avalados por centros científicos de reconocido renombre, basados en exhaustivos estudios, que probarán que, si la naturaleza es sabia en su evolución, la ciencia humana lo es más, y más rápido.
El argumento central de la campaña aplasta por su sencillez: los OGM han sido creados, fundamentalmente, para acabar con el hambre mundial (no se puede negar que se apunta alto), quién se oponga a ellos está obstaculizando la lucha contra la pobreza, esta impidiendo que millones de personas mueran de inanición en todo el mundo. ¿Quién puede negarse a participar en un objetivo tan loable?
El problema surge cuando enfrentamos este objetivo con la realidad de la aplicación de los OGM en la agricultura: la agroindustria, es decir, si las aplicaciones de los OGM se han llevado a cabo en productos agrícolas no alimenticios (soja para piensos para el ganado, maíz para agro-combustibles, algodón para tejidos), ¿cómo es posible que ayuden a acabar con el hambre mundial? Partiendo de la base de que ese fuera su objetivo real.
Si se está acaparando tierras en el Sur para sembrar forraje para el ganado en el Norte; si se acumulan tierras en el Sur para sembrar combustibles para los vehículos en el Norte, si se roban tierras en el Sur para sembrar ropa que vestiremos en el Norte, resulta imposible de creer que el fin del hambre en el mundo sea el objetivo de la aplicación de los OGM en la agricultura.
Pero esto no parece desanimar a los creativos, de hecho sólo hace que se intente aumentar la velocidad de venta del producto: es tan urgente acabar con el hambre en el mundo que no debemos pararnos a realizar demasiados controles a los OGM, al fin y al cabo se trata de mutaciones que, con el tiempo suficiente, hubiera podido crear la propia naturaleza, eso sí, la naturaleza lo hubiera hecho gratis; no se puede olvidar que si la naturaleza es sabia, nosotros somos listos.
Así que, con la enormidad de la tarea que tenemos por delante, olvidémonos de engorrosos procesos legales, de largos periodos de prueba o de costosos análisis, los OGM deben tener la presunción de inocencia: no necesitan demostrar que son perjudiciales, serán los otros los que tengan que demostrar que no lo son, mientras tanto pueden venderse sin receta, pero pagando derechos, eso sí.
No se debe olvidar tampoco que la gente, los clientes, pueden ser desconfiados ante algo que no conocen así que, para evitar que esto influya de manera negativa en los OGM dedicados al consumo humano directo, no se debe exponer al consumidor a la difícil tarea de elegir entre productos TRANS y otros que no lo son: en este caso, la mejor publicidad es aquella que no existe, ya que, simplemente, se evitará que el etiquetado de los productos muestre la diferencia, de hecho, se hará ilegal que los productos libres de OGM puedan anunciarse como tales.
La ciencia es, por tanto, un mercado, el cual se autorregula de manera automática y eficaz; oponerse a esta “libre ciencia” es estar anclado en el pasado, las objeciones serán más políticas, filosóficas, morales o religiosas que ciertamente técnicas o científicas; quién se opone a los OGM se opone al progreso humano, se opone a la “tecnología de la vida”. La dinámica de los OGM es tan rápida que no debe encontrar impedimentos, ni legales ni de otro tipo, a su avance.
Y, aún así, el número de hambrientos en el mundo ha aumentado considerablemente desde que se declararon los Objetivos del Milenio, ¿será, entre otras causas, porque la agroindustria puede ser un arma de destrucción masiva? No, debe ser porque está demasiado regulada para poder atajar de manera eficaz el hambre en los países del Sur, responderá el creativo.
Si quieren ver como trabajan estos creativos, aquí tienen un ejemplo: http://blogs.publico.es/dominiopublico/
No sólo existen publicistas en la parte protransgénica, también los hay en el lado antitransgénico. Te aseguro que estos últimos si que han emprendido una huída hacia adelante a medida que se desmontan los argumentos que han utilizado para oponerse a la biotecnología. Que no se registran casos de cáncer, alergia y deformaciones genéticas atribuibles a los transgénicos, no os preocupéis, decimos que los efectos perniciosos aparecen a la larga y tan contentos. Cuando el tiempo cubra ese período tan indeterminado y no se cumplan sus previsiones catastróficas lo fiarán a un futuro aún más lejano. Tanto que otra biotecnología habrá avanzado más que los propios transgénicos. Por que se trata de eso, de avanzar.
….también se desarrollan alimentos transgénicos que sirven para dar de comer a poblaciones y no es precisamente la agroindustria que se cita aquí la que los impulsa. Son empresas públicas como las de India que sacan nuevos cultivos como la berenjena transgénica destinada a la población local. No se puede decir que esta berenjena esté destinada a piensos o biocombustibles del Norte, sino que satisface la demanda de los indios que aprecian mucho esta hortaliza.
No será en Europa donde los OGM tienen presunción de inocencia. Aquí pasan por un proceso complejo de aprobación que aunque culmine con un dictamen favorable de EFSA no garantiza la autorización del cultivo o del uso alimentario. Los pocos OGMs permitidos en Europa además deben pasar una reevaluación cada pocos años para garantizar que “sigue sin implicar riesgo alguno para la salud o el medio ambiente”.
Publicistas, ¿tú te has leído este artículo? Lo digo porque tu respuesta parece más la estándar sacada del manual “Cómo criticar a los que critican a los transgénicos” que una respuesta específica a este artículo sobre los publicistas de la agroindustria y lo que consideran su última gallina de los huevos de oro, los OGM. Utilizas con bastante desparpajo la demagogia, pretendiendo que estás contestando a un artículo que afirma que el que se coma un tomate transgénico se va a caer peloto al suelo muerto, y por supuesto ignoras cualquier crítica real que haga el artículo. Además con tu final, que no se si pretendes que sea la puntilla que desarma todos los argumentos del contrario, utilizas las mismas técnicas de hacer referencia a una palabra que evoca conceptos positivos que se critica en el artículo. Se trata de avanzar dices, ¿quién se va a oponer a algo tan bonito como los avances? Tendría que ser un retrogrado. El desarrollo de la bomba atómica es sin duda un avance científico, lleva detrás mucha investigación y generación de conocimiento, ¿significa esto que los que nos oponemos a las armas nucleares y nos parece que el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki fue un acto deleznable nos oponemos a los avances científicos? Siguiendo con esta técnica de usar vocablos que suenen bonitos en ningún momento te refieres a la agroindustria, usas un término muy laso por su enorme amplitud, pero que suena lindo y muy científico, biotecnología.
Veamos, la agroindustria y prácticamente la totalidad de las semillas transgénicas están controladas por unas pocas multinaciones, Monsanto, Syngenta y Dupont, Bayer, Dow y BASF, forman las Grandes Seis. De hecho en algunos aspectos funcionan como un único gigante multinacional con acuerdos entre ellas para compartir licencias para el uso de trazas transgénicas. Evidentemente, el objetivo de estas empresas es la maximización del beneficio y la acumulación del capital con un control total del mercado en régimen de monopolio/oligopolio. Nada que ver con la lucha contra el hambre ni el bienestar de la humanidad. De hecho un vistazo realmente corto al historial de Monsanto nos da una idea de si queremos dejar nuestra seguridad alimentaria en sus manos. Monsanto es una empresa que proviene del sector químico con un historial tan ilustre como ser el principal proveedor de agente naranja y también suministró napalm para el ejército de EEUU durante la guerra contra Vietnam. Amaso una fortuna con ese tema. El dedicarse al negocio de las semillas transgénicas no le ha impedido seguir aprovechando sus orígenes en el sector químico. De hecho explica cuales son sus transgénicos estrella, los resistentes a herbicidas. El comprador de semillas tiene que comprar a la vez el herbicida Roundup. ¿Me intentas convencer Publicistas que el uso masivo de glifosatos en que ha derivado la introducción de estos cultivos resistentes no tiene efectos negativos para el medio ambiente y la salud? ¿Qué no existe además el peligro real de selección de malas hierbas resistentes a los mismos? Curiosamente Monsanto afirmaba que la introducción de estos transgénicos resistentes a herbicidas (y supongo que su compra obligatoria con el herbicida Roundup) iba a dar lugar a una reducción en el uso de herbicidas. Evidentemente eso no ha ocurrido, ¿cómo iba a ocurrir? El desarrollar un cultivo resistente a herbicidas es para poder usar éstos para matar las malas hierbas sin ninguna preocupación de que vayan a afectar negativamente a tu especie cultivada.
Así que sí, algunos nos oponemos a que sean los gigantes de la agroindustria los que dicten hacia donde va la agricultura, a que la soberanía y seguridad alimentaría de los pueblos se deje en semejantes manos cuya capacidad de destrucción masiva en la búsqueda de la maximización del beneficio es algo del presente o no de ningún futuro lejano. En esas manos, sin restricciones ni supervisión, autorregulado por nosotros la agroindustria y sus chachis científicos que sabemos mucho y no hacemos “política”, ni hay ningún conflicto de intereses por nuestra estrecha relación con la agroindustria (o las farmaceúticas para el caso) Sin ninguna interferencia de la gente “normal” que es una ignorante y no sabe nada. Como defiende el ilustre antiguo presidente del CSIC en su artículo de Público ¿Nos hace eso personas que se oponen a los avances científicos?
Aldo, afirmas que “también se desarrollan alimentos transgénicos que sirven para dar de comer a poblaciones”, ¿me das ejemplos concretos de ello? (de nuevo seguimos con los vocablos vacíos pero que evocan conceptos positivos a los que solo un monstruo se opondría, dar de comer a las poblaciones) A lo mejor piensas que ya me lo has dado con la superberenjena india, ¿pero te importa darme alguna información específica sobre el tema? Dices que es una berenjena transgénica, vale, ¿mejorada con respecto a las variedades de berenjenas ya existentes en la India en qué sentido? ¿Qué le han metido? ¿Un gen de resistencia a alguna enfermedad por ejemplo? ¿Me das alguna información sobre esa empresa pública que la ha desarrollado? ¿En que condiciones se comercializa o se pone a disposición de los agricultores locales? Y no menos importante, ¿me explicas además que poblaciones son esas que no pueden comer porque no tienen a mano un buen transgénico y no por situaciones de pobreza y desigualdad, precisamente en muchos casos la pobreza generada por la ruina de la agricultora local bajo la presión de la agroindustria como ocurrió con la producción de arroz en Haití?
Jonas, no hay duda que las leyes en Europa son más restrictivas que en otras partes como EEUU, de ahí precisamente que uno de los frentes abiertos de las multinacionales de la agroindustria es “educar” a la población europea con artículos en los medios, a ser posible de autores que puedan presentar “títulos”, como digamos, ex presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Por supuesto, no hay que preguntarse en absoluto si en el medio científico vale la pena mantener una posición totalmente acrítica en estos temas, ya se sabe, proyectos, cargos. Y ni creo que muchas veces los científicos sean realmente consciente de ello, más bien al contrario, hay que hacer un esfuerzo para ser consciente de que todos sabemos bien lo que nos conviene y que posición es más segura para medrar y actuamos naturalmente en consecuencia. Por cierto, Jonas, como pareces más bien un creyente, ¿te parece bien esas leyes restrictivas y crees que se debe mantener o apoyas los movimientos que se dan en los centros de poder de Europa para eliminarlas? ¿Se debería seguir en otras partes el modelo europeo o en vez de eso eliminarlo en Europa como parece que es la tendencia bajo el tremendo poder de los gigantes de la agroindustria?
Si,me parece que lo del hambre mundial es un verso de las empresas y de los gobiernos para poder explotar y negociar sin problemas. No quiere decir que el hambre no exista ,simplemente que lo utilizan para hacer Marketing sucio.